Ingredientes:
1 ½ de costillas de cerdo
1 cebolla mediana
½ medio pimentón rojo
2 dientes de ajo
ralladura de gengibre
ralladura de limón
¼ cucharadita de orégano
¼ cucharadita de tomillo
½ taza de vino blanco
½ taza de vinagre de vino
1 taza de caldo o agua
2 cucharadas de salsa de tomate
2 cucharadas de miel o
2 de azúcar
pimienta
sal
Preparación:
Primero molemos la cebolla, el pimentón y el ajo en una picadora.
En un cuenco colocamos las costillas cortadas o enteras (yo prefiero ponerlas enteras). Echamos lo que molimos, las ralladuras de gengibre y limón, el orégano, tomillo, el vino, el vinagre y las dos cucharadas de miel. Sal pimentamos y tapamos con un film de cocina. Llevamos a la nevera por 2 horas para que absorba el aliño agridulce.
En una cazuela ancha ponemos las costillas con sus jugos y 1 taza de caldo. Cocinamos por 1 hora a fuego lento, moviendo de vez en cuando. A medida que se va reduciendo el liquido le damos la vueltas a las costillas y están se van poniendo doraditas. Sacamos las costillas a una fuente. Deglasamos la salsa que queda en la olla, con un poco de agua y le colocamos la salsa de tomate, dejándola por 2 minutos más. Finalmente añadimos la salsa agridulce a las costillas o las colocamos en una salsera.
Estas costillas quedan deliciosas y la podéis acompañar con arroz blanco o unas patatas asadas.
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